A malos tiempos, nuevos comportamientos. Si desaprendemos costumbres que no nos reportan nada positivo lograremos adquirir otras que nos permitirán crecer a nivel personal y profesional. Para lograr ese cambio es fundamental la comunicación, la conexión emocional, la planificación y acompañamiento. En momentos como los actuales es necesario revisar los modelos de actuación y de comportamiento, que obviamente no están funcionado cómo deberían. Hay que hacer una revisión profunda y sincera de nuestra forma de trabajar y de la estrategia empresarial que permita identificar los hábitos que hay que desechar. Pilar Jericó, socia directora de Be Up, señala que “muchas empresas ya están dando estos pasos y se está comprobando que muchos directivos que permitieron alcanzar el éxito en épocas de bonanza no están logrando gestionar bien la crisis. Y el motivo son los hábitos, es decir, los comportamientos repetidos que definen los estilos de liderazgo y la cultura de la empresa”. Por tanto, variar la forma de actuar es esencial. Pautas para lograr el cambio El proceso de desaprender una serie de conductas fuertemente arraigadas es duro y requiere mucha fuerza de voluntad. Hay que dejar atrás los miedos a lo desconocido y la vida monótona y rutinaria. Para Jericó el cambio de un hábito requiere tres elementos: “Tomar conciencia de ello, saber cómo hacerlo y frecuencia, es decir, repetición”. Por su parte, Fernando Botella, CEO de Think & Action y experto en formación y desarrollo de directivos, considera que un proceso de cambio tiene cuatro etapas: – La comunicación: ofrecer toda la información necesaria que justifica la necesidad de realizar ese cambio. – Establecer la conexión emocional. En un proceso así llegar sólo a la parte racional no es suficiente, es necesario llegar también la parte emocional. Sólo así conseguiremos disminuir las resistencias que todo cambio despierta. – La planificación. Establecer un plan de acción para el cambio y su ejecución. La acción es el verdadero motor del cambio. Si no se actúa, no se cambia. – La realización del seguimiento y la medición. Si queremos conseguir un impacto duradero, un cambio sostenido y no marginal, deberemos contemplar medidas de seguimiento y de medición del impacto. Todo este proceso puede parecer muy largo, pero en el ámbito personal con 21 días de repetición los resultados son evidentes. Y en el caso de una empresa, se calcula que en torno a cinco semanas (con repeticiones diarias), según comenta la directora de Be Up. Los 7 hábitos imprescindibles Los mandos medios y los directivos tienen que ser los principales ejecutores y propulsores de las nuevas formas de actuación, acompañando a los equipos con cercanía, sin miedo a que aflores las emociones y favoreciendo la implicación y participación de todos los miembros del grupo. Entre los hábitos que en estos momentos deben formar parte del día a día en la oficina están: 1. Mentalidad del eterno aprendiz: estar continuamente abierto a descubrir y aprender nuevas cosas, conservando la ilusión y el interés por lo que nos rodea. 2. Motivación al logro: motivación y no orientación al logro, porque hay que ir un paso más allá. No sólo estar orientado a resultados, sino querer conseguir esos resultados. 3. Ser desarrolladores, es decir, vivir en un proceso de reinvención continua, estratégicamente descontentos con el ‘status quo’ de las organizaciones. 4. Proactividad: ser detectores de tendencias, llevar el radar puesto continuamente. 5. Organizaciones líderes que crean líderes: el empowerment es más necesario que nunca. Todos dentro de la organización, desde el recepcionista hasta el presidente, deben convertirse en líderes. 6. Integración y cooperación en entornos diferentes: buscar y colaborar en procesos que no formen parte de tu día a día te enriquece enormemente. 7. Propósito claro. Tener más claro que nunca el para qué.