a quien señalaríamos? ¿Con quien invertiríamos, aunque fuera en otro tipo de negocio, en otro sector? ¿Por qué? ¿Qué “valores” o “cultura empresarial” estaríamos apreciando como “valor”?
Es posible que algunos tuvieran clara su elección. Imaginemos entonces que tres de los primeros, los que instalaron una tienda sencillita, deciden cooperar, juntar sus parcelas y su capacidad de inversión, diseñan y montan una tienda “superguay”, hasta con calefacción y cocina, para tener clientes todo el año…
El verdadero “valor” de la “+i”, o de la “cultura empresarial innovadora” es que no se plantea la innovación como un esfuerzo puntual, sino como una forma de vivir el día a día empresarial, porque siempre hay un pez más grande, más bonito o más listo.